UN PROYECTO DE ALTOS VUELOS

A lo lejos suena la sirena de un camión de bomberos, aunque también podría ser la de una ambulancia o incluso la de un coche de policía: Esmeralda nunca se ha preocupado en distinguir entre los sonidos estridentes con que la ciudad araña a veces los ventanales de su piso, y hoy desde luego no tiene el cuerpo ni el ánimo para empezar a hacerlo. Poco a poco, el sonido de la sirena se desangra en pos de su urgencia y la estancia vuelve a sumirse en el insoportable silencio en que lleva instalada desde anoche.

 

Junto a Esmeralda, sobre el cojín izquierdo del sofá granate de tres plazas que preside el salón comedor, descansa la carta. Desde ayer la habrá leído más de cincuenta veces, intentando primero domesticar la incredulidad con los ojos muy abiertos, luego masticando el porvenir inmediato en pequeños bocados de angustia, y derrotada por último una vez el sabueso del desengaño acabó por desenterrar las mentiras que deberían haberle sido evidentes de no haberlo amado tanto.

UNA HISTORIA DE AMOR

A lo lejos suena la sirena de un camión de bomberos, aunque también podría ser la de una ambulancia o incluso la de un coche de policía: Esmeralda nunca se ha preocupado en distinguir entre los sonidos estridentes con que la ciudad araña a veces los ventanales de su piso, y hoy desde luego no tiene el cuerpo ni el ánimo para empezar a hacerlo. Poco a poco, el sonido de la sirena se desangra en pos de su urgencia y la estancia vuelve a sumirse en el insoportable silencio en que lleva instalada desde anoche.

Junto a Esmeralda, sobre el cojín izquierdo del sofá granate de tres plazas que preside el salón comedor, descansa la carta. Desde ayer la habrá leído más de cincuenta veces, intentando primero domesticar la incredulidad con los ojos muy abiertos, luego masticando el porvenir inmediato en pequeños bocados de angustia, y derrotada por último una vez el sabueso del desengaño acabó por desenterrar las mentiras que deberían haberle sido evidentes de no haberlo amado tanto.